Ana González

Tejido por Elizabeth Mejias NavarreteImagen de un tapiz tejido a telar que reproduce la imagen de la activista por los derechos humanos Ana González. Imagen tejida sobre un fondo celeste a partir de una fotografía tomada a Ana durante la dictadura.
Texto escrito por Elizabeth Mejias Navarrete

Ana González González, mujer que encarnó con profundo e incansable coraje más de 40 años de lucha contra el olvido, la injusticia y la impunidad.

Nació en la oficina salitrera Toco el 26 de julio de 1925. Con la caída del salitre, junto a su proletaria familia se mudaron a Tocopilla. Luego migró a Santiago, donde continuió su educación en humanidades, mientras ayudaba a su tía con el oficio de la costura. En esta ciudad también fue donde conoció y se enamoró de Manuel Recabarren, con quien formó un hogar.

Dirigenta, comunista, luchadora. Trabajó desde las bases para acabar con las desigualdades sociales a fin de dignificar la vida en este país llamado Chile. Es por ello que, junto a su familia, se comprometió con el programa de la Unidad Popular y el gobierno de Salvador Allende.

Esposa, madre, suegra. En 1976, la dictadura cívico militar secuestró y desapareció a su familia. Su esposo Manuel, sus hijos Luis Emilio y Manuel y su nuera Nalvia, quien estaba embarazada, fueron arrebatados de su cotidiano. Nunca volvieron. Desde ese entonces defendió con valiente ímpetu los Derechos Humanos de todo un pueblo. Verdad y justicia, “nada más, pero nada menos” exigió hasta sus últimos días.

Activista, defensora, buscadora. “Hay que buscar para no perder la esperanza, aunque sea entre nosotros, entre encuentros sencillos”, decía. Desde esa convicción no dejó de cobijar espacios de fraternal resistencia. Fundó la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, participó de la primera huelga de hambre en CEPAL, denunció en diversas instituciones como Naciones Unidas, OEA, Cruz Roja Internacional, Comisión Internacional de Juristas, Vaticano, Amnistía Internacional y medios de comunicación.

Memoria, justicia, verdad. Pese al dolor, perseveró en esclarecer las circunstancias de desaparición y el destino final de su gente. Siempre desde una rebelde dignidad y un lazo fuerte con la vida “(…) Hay sonrisa, porque lo que la dictadura quiso es que yo, como tantas, nos fuéramos a la casa a llorar y quedarnos muy tranquilas. Pero no lo lograron”. Desde dicho lugar, sostuvo la certeza de que para construir democracia había develar los crímenes cometidos y poner fin a la impunidad.

“Solo yo he envejecido”. Murió el 26 de octubre de 2018 en Santiago a los 93 años sin encontrar a su familia. Pero dejó un gran legado al portar con coraje en su pecho la imagen de los tuyos, en cada marcha, en cada discurso, en cada protesta… en todos los puños en alto. Gracias Ana por nunca dejar de tramar contra el olvido, por persistir en alcanzar toda la verdad y toda la justicia.

Reseña sobre la tejedora

Elizabeth Mejias Navarrete. Vivo en Santiago de Chile. Trabajo en el estudio del sector de la cultura y los museos. He cultivado el oficio textil, con especial interés en el tejido. Amo las montañas y disfruto recorrerlas.

Reseña sobre la escritora

Elizabeth Mejias Navarrete. Vivo en Santiago de Chile. Trabajo en el estudio del sector de la cultura y los museos. He cultivado el oficio textil, con especial interés en el tejido. Amo las montañas y disfruto recorrerlas.

Proceso de tejido

Imágenes complementarias